La adaptación de audífonos es un desafío no solo para el paciente sino también para el profesional que está adaptando la ayuda auditiva. No es fácil y depende en gran medida de la paciencia del paciente y las herramientas tecnológicas con que cuente el audífono a adquirir. Si, esto último es tremendamente importante ya que una pérdida auditiva conlleva una serie de fenómenos de distorsión que un simple audífono no puede manejar. Con la pérdida auditiva no solo se deja de oír a bajas intensidades sino que también se deja de entender debido a que se pierden las facultades de discriminar sonidos en ambientes desfavorables como son el ruido ambiente, habitaciones con eco, etc.

Un audífono, por una parte, es un amplificador, claro que si, debe serlo…pero también es un equipo de alta fidelidad con una infinidad de controles que ayudaran al paciente hipoacúsico a lograr manejarse bien en ruido de fondo, mejorando su discriminación auditiva día a día. Pero para adaptar correctamente un audífono hay que entender de audiología, psicoacústica y tecnología.

No cualquiera puede adaptar de la mejor forma un aparato de tan alta gama. Se deben hacer mediciones dentro del propio oído con audífono puesto (mediciones en oído real), asesoría al paciente manejando bien sus expectativas de que podrá y no podrá lograr con su ayuda auditiva. Estas son las razones por las cuales los valores de los audífonos varían desde unos cientos de miles a millones de pesos. Al igual que un automóvil cuyo fin es trasladar a alguien de A a B, esto se puede hacer de forma sencilla y muchas veces incómoda o hacerse de una manera bastante más agradable y con la comodidad de prestaciones tecnológicas actuales como es el streaming.